Sunday, August 2, 2009

Acuerdate de Tu Llamado

Exodo 3:1-15
La palabra que el Señor tiene para nosotros en esta hora no es para que simplemente veamos la historia de cómo en forma mística un arbusto conocido como Zarza estaba engolfado en medio de las llamas de un fuego, pero el fuego no la consumía como normalmente ocurre en un incendio. No es tampoco acerca de una voz la cual provenía de la Zarza a pesar de lo increíble y poco común que pueda ser. Ciertamente no existen voces saliendo de arbustos con la excepción de que alguien ponga una bocina en la parte de atrás del arbusto y a la distancia alguna persona con un micrófono hablase, lo cual en la época de Moisés era imposible ya que la tecnología no había avanzado ni para tener una bombilla de luz encendida. Pero con todo eso, esta no es la parte más importante de este relato bíblico.

La parte que realmente nos interesa en este momento es la del encuentro de un Dios compasivo y amoroso con una persona que estaba completamente resquebrajado, sin ninguna auto estima, y sin ningún futuro halagador ya que su rutina diaria revolvía en atender un rebano de ovejas que ni siquiera eran de él, sino de su suegro. Esta es la historia del encuentro que Moisés tuvo con Dios. Esta es la historia del llamado de Moisés al servicio del ministerio. Esta es la historia de una página nueva o un nuevo capítulo en la vida de Moisés. Este evento ciertamente ocurrió hace miles de años, pero todavía tienen una singular importancia y aplicación en nuestras vidas aquí y ahora.

El llamado es Único:
No es interesante ver como Dios llama a Moisés? La Biblia nos dice que Moisés tenía unos 80 años de edad, se encontraba en el desierto atendiendo las ovejas de su suegro y sin ninguna intención de que ese estilo de vida cambiara. Aquel joven brillante, valiente, que se había educado en las mejores escuelas de Egipto. Aquel jovencito que fue rescatado de la muerte por la hija del Faraón convirtiéndose en príncipe con acceso al poder político, económico y militar de su familia adoptiva, luego de estar en ese desierto por cuarenta años sin casi hablar con nadie, se había convertido en una persona tartamuda y miedosa.
No ha visto a usted como los eventos de la vida cambian a las personas? Por muchos anos mi deseo era el de tener una casa grande y con todas las comodidades habidas y por haber. El tener un Mercedes Benz o un Volvo estacionado frente a mi casa listo para llevarme a cualquier parte. El tener el privilegio de que mi esposa no tuviese que nunca jamás trabajar para ninguna empresa fuera de la nuestra. Pero todo eso cambio un 6 de junio del año 2005. A partir de ese momento la prioridad dejo de ser material convirtiéndose en una espiritual y de sanidad física. Ahora mi prioridad es el poder ver el milagro de Dios en la vida de mi hija aunque tengamos que vivir debajo de un puente. Y de la misma forma creo que aquella persona que era usted cuando se graduó de la Escuela Superior no la es hoy debido a los golpes de la vida. Esos cantazos nos doblegan al punto que perdemos confianza en nosotros mismos. Esto fue exactamente lo que le paso a Moisés.
De la misma forma que paso en la vida de Moisés, Dios utiliza los momentos menos imaginados para mostrar Su gloria y poder y para llamarnos con un propósito nuevo, claro y directo, no importando nuestra edad, lo quebrantado que estemos y lo lejano que pensemos que esto pueda ocurrir. Si usted se encuentra en esta hora en un momento como el de Moisés, en el cual al mirar a los anos que han pasado y ve todas las situaciones negativas las cuales no les ha permitido el poder desarrollarse a su máximo y ha llegado no solamente a pensar, pero más bien a creer o afirmar en su corazón que ya es demasiado tarde para que ocurra algo especial, algo en el cual usted se sienta orgulloso de haber dejado como legado para generaciones futuras, déjeme decirle que en esta hora Dios está aquí y ahora para llamarle como llamo a Moisés. Este es un llamado transformador no solamente para su vida personal, pero para las personas a quienes usted influenciara a su alrededor. Y nuestro Dios utiliza momentos pocos comunes para lograr ese objetivo en nosotros. Ciertamente, Dios no crea las enfermedades ni el dolor. Eso es parte de nuestra naturaleza humana debido a los resultados de la herencia adámica en nosotros. Sin embargo el Señor aprovecha estas realidades de imposibilidades y limitaciones en nosotros para glorificar Su nombre en nuestras vidas, dejándonos saber que no importando nuestro pasado, nuestras enfermedades, nuestras dificultades económicas, Dios es Dios y el nos quiere usar para Su gloria.
Así que en esta hora piense por un momento en su vida personal. Piense en que formas Dios últimamente le ha estado tratando de llamar su atención. Cuál es la zarza que está ardiendo frente a usted. No obstante, hay personas que se enfocan más en la zarza que en la voz que sale de la zarza. Es decir, la naturaleza humana se dedica a indagar el porqué de las cosas. ¿Porque no consigo empleo? ¿Porque no vivo en un mejor lugar? ¿Porque la enfermedad me asedia de día y de noche? ¿Porque no recibo sanidad? ¿Porque no veo los cambios que deseo por más que ore y le pido a Dios? Cada una de esas preguntas son validas, pero en realidad al hacernos esas preguntas lo que estamos haciendo es prestar atención a la zarza que está ardiendo en vez de escuchar la voz de Dios que sale del medio del fuego. Y ese es nuestro reto diario como seres humanos porque hasta que nosotros no pongamos nuestra atención a escuchar la voz de Dios y respondamos a su llamado seguiremos en la misma situación de desesperanza y dolor, porque al final del día Dios nos está llamando a cada uno de nosotros con un propósito único y especifico en Su deseo de hacernos vasos útiles para Su gloria.

Hay Un Propósito Único:
En el caso de Moisés, Dios lo quería utilizar como líder nacional, como jefe de estado, como profeta y guía de una nación en desesperada necesidad de ser liberada de la esclavitud egipcia. Dios deseaba liberar al pueblo hebreo de la miseria, la angustia, la desesperación, y la esclavitud. Y hoy, en el siglo XXI todavía nuestro Dios tiene el mismo deseo para toda la raza humana. Dios se preocupa por millones de personas alrededor del mundo, comenzando aquí en nuestra comunidad local, en todo el estado de la Florida, en los Estados Unidos de América y allende a los mares en lugares tan distantes como la China quienes viven esclavizado por el diablo, cuyos corazones están atados con cadenas y grilletes espirituales debido a todo lo que ofrece este mundo. Adicciones, divorcio, crímenes, enfermedades, desempleo, y la lista continua. Estos son indicativos de que de una u otra forma cada uno de nosotros estamos en necesidad de un libertador de nuestro encarcelamiento o esclavitud individual. Jesucristo dio su vida en la cruz del calvario para que alcanzásemos esa libertad y para que pudiésemos ayudar a otros a ser también libres. Por todas las razones expuestas hasta aquí, ya debes de comenzar a comprender el porqué hay una zarza ardiendo frente a cada uno de nosotros y junto a esa zarza la voz de Dios nos está llamando. Simplemente lo que tenemos que hacer es escuchar Su voz y responder a esa Gracia Divina.

Una Respuesta Única:
En el caso de Moisés podemos ver que ocurrieron dos tipos de respuestas. Primero Moisés dice, “heme aquí”. Con esta respuesta Moisés demuestra que estaba dispuesto a escuchar la voz de Dios. Este debe ser el primer paso de cada uno de nosotros al estar frente a esa zarza que arde frente a nosotros. Por los pasados cuatros años tanto Ada como yo casi todos los días le decimos al Señor aquí estamos. En vez de preguntar el porqué de las cosas que nos suceden, nuestra actitud es preguntarnos, ¿Cuál es lo próximo? Es decir, como podemos responder a esa zarza que está ardiendo frente a nosotros.
Pero por supuesto, en nuestra debilidad como seres humanos nos hacemos la misma pregunta que Moisés se hizo. ¿Quiénes somos nosotros para hacer lo que Dios desea hacer en nosotros? Ese es un llamado muy grande. Esto es algo imposible de hacer porque estoy tan roto, tan humillado, sin auto estima, sin recursos para hacer eso, sin preparación académica, con muchas enfermedades, sin dinero, sin saber mucho de la Biblia. De la misma forma que Moisés saco su lista de supermercado de excusas, nosotros hacemos lo mismo cada día que nos levantamos y vemos a esa zarza ardiendo frente a nosotros y la voz de Dios que nos habla. Cuantas veces usted se ha dicho a sí mismo:
Eso cuesta mucha energía…
Estoy ya muy ocupado haciendo otras cosas…
No estoy preparado para hacer eso…
Estoy my cansado…
Yo quiero solamente cantar los domingos…
Cuando los niños crezcan y me retire del trabajo…
¿Qué es lo que le impide a usted obedecer a la voz de Dios en su vida? Moisés pudo sobreponerse a eso y en forma reluctante obedeció a Dios. Esto es bien importante porque Si Moisés no se hubiese movido por encima de esa reluctancia, sencillamente el no hubiese obedecido a la voz de Dios y el resultado hubiese sido el de alguien que pudo haber sido un gigante, pero decidió seguir siendo una pequeña persona. Cada uno de nosotros tendremos que vivir por el resto de nuestra vidas con las decisiones que tomemos. De hecho, las mismas no nos afectaran solamente a nosotros, pero también a nuestra familia y las personas que nos rodean.

Así que en conclusión, de la misma forma que la historia de Moisés era una en la cual la voz de Dios llamo a un individuo roto, humillado, y sin autoestima y él respondió, también el Señor nos está llamando a cada uno de nosotros con nuestras imperfecciones, problemas de auto estima y vida personal disfuncional. Dios te dice en esta hora de la misma forma que le dijo a Moisés; “Yo estaré contigo”. Esto es más que suficiente para nosotros movernos, porque si Dios está con nosotros, ¿Quién puede estar en contra de nosotros? Nuestro Dios es el Gran Yo Soy, el alfa y la Omega, el Principio y el Fin, Dios de los cielos y la tierra. Es mi oración en este día, el que cada uno de nosotros podamos sobreponernos a nuestra mente finita, respondiendo al llamado de Dios. Que podamos decir, heme aquí y que vayamos creyendo que a pesar de nuestras imperfecciones, debilidades, faltas, y disfunciones, nuestro Dios está dirigiendo nuestros pasos y que El está a nuestro lado como poderoso gigante para usarnos de la misma forma que uso a Moisés, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.